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sábado, 9 de agosto de 2008

Capítulo 1: Los Orígenes y Los Masters

La música es un arte que se transforma y evoluciona gracias a quienes buscan nuevos caminos para la expresión de los sonidos. Para el Grupo Congreso buscar nuevos caminos fue su sino musical.

Las raíces de Congreso están en 1964, año en el que comenzaron a trabajar sobre el núcleo de los tres hermanos González, de Quilpué: Patricio (Pato), Sergio (Tilo) y Fernando (Negro), quienes formaron un grupo de rock escolar que se llamó Los Stereos; luego Los Shadows y, finalmente, Los Masters.

Durante ese período se dedicaron a hacer covers instrumentales para canciones de rock en inglés. Ese fue el momento en que Quilpué fue importante, pues los hermanos González: Sergio, Patricio y Fernando fueron la gente clave en el momento preciso.


Los Masters en una sesión de la Radio Mineria y detrás de ellos con una atenta mirada uno de los más importantes difusores de la música chilena de los ’60, Ricardo García.
Sergio Hernán González Morales (más conocido como “Tilo”) nació el 9 de octubre de 1952, bajo la constelación de libra.

Tilo: Éramos sólo niños, decíamos vamos a tocar y tocábamos. Nunca nos proponíamos preparar algo para subir al escenario. Tocábamos, jugábamos fútbol, tocábamos.



Es curioso que en su carné de identidad de Tilo se lea ”El Puerto” en el lugar de nacimiento, en vez de indicar Valparaíso, ese ancladero de la arquitectura a punto del derrumbe que dejó cuando niño para crecer en un terruño aislado, el Quilpué de los sesentas. Maduró anticipado a los 17 años tras la muerte del padre y se enfrentó a la urgencia de “ganarse” la vida, pero antes -a los 11 años- recibió el primer sueldo: una caja de tallarines, tras ejercer funciones de músico en una kermés de la Compañía de Bomberos de Quilpué, recinto al cual la Fabrica Carozzi apoyó con algunos kilos de pastas a modo de remuneración para los artistas involucrados.



Tilo: Partí siendo músico sin saber, como a los 10 años. Mis hermanos eran mayores y estudiaron guitarra en el colegio. Tocaban pero faltaba alguien que hiciera ritmos. Éramos niños sin más intención que jugar. Tocábamos todo el día en la casa y cuando no, jugábamos fútbol con una pandilla de amigos de Quilpué.Algo más crecido asumió la pertenencia a la generación de las flores y la sicodelia con un inquebrantable pelo largo como estandarte de las utopías. Hasta hoy conserva la personalidad pacífica, templada en la juventud vivida en la consagración de hipismo. Y aunque es caudillo de la independencia tiene antecedente como candidato.

Tilo: Cuando estaba en las humanidades (la educación media de ahora), empecé a tener otra visión y a meterme en temas ya más de país. Llegué a ser candidato a algo del colegio.
¿Cómo te iniciaste en batería?
Tilo: Hasta ahí soy autodidacta absoluto, sacaba todo de “oreja”. Tocaba con tarros ni siquiera con un instrumento profesional. Con mis hermanos fabricamos una batería, que de lejos tenía aspecto de batería. Eran tambores. Mis papás tenían un emporio y vendían muchos dulces Ambrosli por eso había cajitas y cilindros de helados en la casa y con eso armamos algo como una batería, que tenía los pedales de madera con elásticos para que se devolvieran.
Hasta que en el cumpleaños 14 su padre se bajó del tren con una batería hecha y derecha de regalo. Al principio en la práctica seguía los pasos a los ídolos locales, otros bateristas a quienes les copiaba estilo o derechamente les preguntaba. Era temprano para pensar en componer.

Tilo: Antes del ‘68 nadie pensaba en crear música, sólo se tocaba cosas bailables o ambientales. De repente iba a un café y tocaba Bossa nova suavecito pero como no tenía mucha técnica me era difícil tocar más suavecito.
Luego de algunas lecciones musicales en el cuerpo gracias a un matrimonio de profesores particulares en Villa Alemana siguió la formación en el Bellas Artes de la Quinta Vergara en Viña del Mar. Le queda el recuerdo del tedio de los sábados en la tarde consumidos en la estricta práctica del la teoría y el solfeo.



Pato: Quilpué es una ciudad con muchas vibraciones. Nuestra historia es bien FOME porque es igual a todas. Teníamos 9, 11 y 15 años cuando Fernando el mayor, empezó a aprender guitarra en el colegio. Dos años después – el 64 – ya nos llamábamos Stereo y éramos un grupo que tocaba, copiando al grupo Shadows, en los carnavales veraniegos de Quilpué. Como Stereo llegamos a grabar un disco pero debimos cambiarnos de nombre porque otro grupo ya se llamaba así. Nos llamamos entonces, Master, maestros pero maestros gasfíteres, en ese sentido.

¿Hubo algo especial qué ustedes sientan que haya definido su identidad como grupo?

Tilo: Yo creo que en el caso mío haber escuchado a “La Retreta” en Quilpue fue fundamental. Una banda municipal que tocaba los domingos y yo no me lo perdía. Eso fue como a los 10 años, ellos eran muy alcohólicos, tenían las narices rojas e hinchadas y se los conocía porque era una ciudad chica e igual estaban allí tocando los domingos en la mañana, con toda la dificultad que debe haberles implicado estar allí con la “caña mala”. Yo era muy pequeño ni siquiera era músico, imagínate en esa época ellos tocaban tan emocionados haciendo eso. Se notaba que les costaba mucho, por que se veían empaquetados, de corbata, de negro a todo sol, les corría la transpiración a unos viejitos gorditos y seguían tocando. Yo los veía y decía: ¡Oh! Es increíble. Yo lo sentía como algo muy noble.

Pancho Sazo: Yo te diría que en mi caso me marcaron varios músicos como los Beatles, Violeta Parra y “el Camarón de la Isla” (cantante de flamenco) y después la música indígena que escuchaba de niño. Que sé yo, algunos guillatunes, con mucho Cultrúm. También estaba el Canto Gregoriano y mi mamá cantando en la ducha. Yo soy el menos músico, yo no tengo estudio de conservatorio, soy un músico en estado salvaje que tuvo una muy buena formación musical en el colegio.

Rubén Cárcamo Bourgade: Al lado de mi casa, en Quilpué, vivían los hermanos González que pertenecían al grupo Los Fratellos asociados a la banda Los Master. También ellos se cambiaron de nombre.

Tilo: Yo creo que fue muy fácil. De repente se intelectualiza mucho esto de la “fusión”, etc. Por lo menos, de lo que yo recuerdo, éramos muy jóvenes, escuchábamos a Led Zeppelin, Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan como cualquiera. Pero curiosamente también en el interior del país estaba efervescente esta suerte de reencontrarnos con nuestra raíz. Debo decirles que al caminar por las calles de Valparaíso y Viña, los murales de La Ramona Parra estaban en todas partes, lleno de colores, con mensajes también hacia la producción, quenas sonando en las calles, etc. Entonces, no fue tan difícil como una suerte de descubrir de alguna manera. Así lo veo y no hay mucho que pensar. Tuvimos la suerte de estar en ese momento y de estar con la vente viva, los amigos, viendo a todo el que pasaba. Si nos vamos más atrás fueron los que llegaron a la casa, junto con las guitarras recién aprendiendo en el colegio, y me fui sumando yo, porque los que tenían guitarras necesitaban algo de percusión y tocaba en algunos muebles (en los Buffet que se llamaban en ese tiempo), y después encontramos a Pancho haciendo un poco de Rock. También teníamos un dúo folklórico.

Pato: Algo que es muy significativo en los comienzos del grupo es la necesidad de fabricar los instrumentos, porque en esa época no existían (existían, pero no en Chile). Entonces, uno de los logros para nosotros en ese minuto fue el haber hecho una batería, prácticamente hecha de puros tarros, con algunos ingenios por ahí para que sonara más menos como sonaba una caja de batería. En el interior de un tarro, nosotros le agregábamos porotos y luego teníamos que cambiarlos constantemente porque se molían, pero para hacer las veces de bordonas de la caja. Entonces, cuando no estaba sonando muy bien, había que cambiar los porotos. Igual con las guitarras, había gente amiga (carpinteros) que hacían guitarras, el papá de un amigo de apellido Chávez, empezaron a hacer guitarras un poquito de mayor calidad y eran las que usaban Los Sicodélicos, y nosotros los envidiábamos mucho por eso (y ellos nos pedían los equipos prestados). Entonces, era el deseo solamente de hacer algo nuevo, pero no por hacerlo sino que porque se estaba sintiendo que teníamos que desligarnos de copiar y de todo eso que no nos estaba haciendo bien. Entonces, de ahí surge esta historia de hablar con Pancho que tocaba en un grupo llamado Los Perpos. Entonces él incorpora los instrumentos folklóricos la Quena, la Tarka, la Zampoña. Y ahí empieza esta mezcla...

5 comentarios:

dibujos dijo...

FASCINANTE EL COMIENZO DE ESTE GRUPO, YO SOY DE SAN FELIPE QUE ES CERCA DE QUILPUÉ PERO SOY DE LOS AÑOS 60, ESTOS TIPOS ERAN REALMENTE MOTIVADOS, CONTINUARÉ LEYENDO Y COMENTANDO SOY REALMENTE ADMIRADOR DE CONGRESO LOS VI EN EL ESTÁDIO CHILE CREO QUE EN 81 O 82 Y FUÉ EL ÚNICO MOMENTO EN QUE TODOS HICIMOS SILENCIO PARA ESCUCHARLOS FASCINADOS POR SU MÚSICA, AHORA TENGO LA COLECCIÓN DE MÚSICAS EM MP3 CASI COMPLETA ME FALTA MUY POCO PARA COMPLETAR, FELICITACIONES POR ESTE BLOG SERÉ UN SEGUIDOR CONSTANTE

Pato Hevia dijo...

Muy interesante la investigación que aquí has hecho; te cuento que tengo mucha mas información y fotos de este grupo en sus primeros años, se algunos detalles que podrían enriquecer y sobretodo completar información sobretodo de los principios de este grupo.
Contactémonos
Salu2!

Pafemo dijo...

Supongo que es el mismo Pato Hevia de la foto y de los comienzos de los Masters. Bueno, un honor tenerte en el Blog, y desde ya te extiendo la invitación a reunirnos para agregar más material Estoy en pafemo2006@hotmail.com.
Un abrazo.

Claudio Gajardo Cornejo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rubén Cárcamo Bourgade dijo...

http://arquidios.blogspot.com/2010/04/cancion-de-amor-los-jaivas.html